El lugar es poco conocido en la Provincia de Buenos Aires y es ideal para tener una escapada soñada. Ofrece playas vírgenes, dunas majestuosas y una conexión auténtica con la naturaleza regional.
A unas pocas horas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, existe un rincón costero que parece detenido en el tiempo y que invita a disfrutar de la soledad y la paz que brinda la naturaleza regional.
Punta Médanos emerge como un tesoro escondido en la región. Este pequeño pueblo balneario, ubicado al sureste del Partido de La Costa, se presenta como el escape perfecto para aquellos que buscan playas prácticamente vírgenes y un entorno natural que inspira calma y conexión con la paz.
Se encuentra a solo 385 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La facilidad de acceso a través de la Ruta Provincial 11 y su proximidad a otras localidades turísticas concurridas, como San Bernardo y Mar de Ajó, hacen que este lugar se destaque como una opción atractiva y conveniente.
El nombre “Punta Médanos” cobra vida cuando nos sumergimos en la geografía de la región. Esta pequeña localidad debe su nombre a las impresionantes dunas que la caracterizan, formadas por la constante acción del mar y el viento de la zona. Pero hay más, ya que también es conocida como “Punta Sur del Cabo San Antonio”, marcando su posición como el punto más oriental de toda la costa marítima argentina.
Descubrir este paraíso “secreto” es regalarse a uno mismo la oportunidad de experimentar la belleza pura y la tranquilidad que pocos destinos pueden brindar.
Las playas de Punta Médanos son un verdadero regalo de la naturaleza. Con arenas blancas bañadas por aguas turquesas, el entorno es un espectáculo visual. Estas playas ofrecen un ambiente único y tranquilo, rodeadas de arbustos que florecen. A diferencia de otros destinos turísticos, la limpieza y la falta de contaminación son admirables, fomentando que los visitantes cuiden este espacio natural.
Las características únicas de Punta Médanos se revelan en sus imponentes dunas, naturalmente formadas con hasta 5 km de ancho y casi 25 metros de altura. Los médanos, rodeados por un bosque de coníferas y vegetación autóctona, crean paisajes pintorescos que invitan a explorar y conectar con la esencia pura de la naturaleza.