El cierre del 2024 ha sido un torbellino político para Mauricio Macri. A los múltiples contratiempos que han sacudido al jefe del PRO en las últimas semanas, como la caída de la Ley de Ficha Limpia y la falta de apoyo en temas claves como el Presupuesto porteño, se suma una tormenta interna: la intervención del PRO en Córdoba.
Esta decisión, ejecutada por Macri y cuestionada por gran parte de la dirigencia partidaria, ha desatado una crisis política en una de las provincias donde el expresidente cuenta con mayor respaldo fuera de la Ciudad de Buenos Aires. La medida tomó forma con la designación de Laura Alonso como interventora, desplazando al presidente del PRO cordobés, Oscar Agost Carreño.
La intervención ha generado una rebelión interna dentro del PRO, con críticas de dirigentes como Laura Rodríguez Machado, quien calificó la medida como “una traición a los valores que fundaron nuestro partido”. Además, Carreño presentó una solicitud de nulidad para revertir la intervención, argumentando que carece de fundamentos legales y responde a intereses políticos de cara a las elecciones legislativas de 2025.
La situación en Córdoba está directamente influenciada por la expansión de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia. Macri y Rodrigo de Loredo, líder del radicalismo provincial, han comenzado a explorar un acuerdo estratégico para unir al PRO y la UCR en una misma boleta en Córdoba. Sin embargo, la intervención del PRO en Córdoba ha generado costos políticos para Macri, con un PRO dividido y crecientes críticas al liderazgo del expresidente.