La China: un espejo a la envidia. Por Juan Botana

Es más sencillo culpar a ‘La China’ que a quienes la buscan incansablemente en redes sociales. Medios, mujeres y hombres, junto a comentaristas del amor ajeno, se ven envueltos en las redes debido a sus relaciones con Colapinto, Rusherking, Icardi, Vicuña o Cabré. Y, en verdad, ¿qué les importa?.

Salvo que la envidien por ello o, peor aún, la etiqueten como ‘puta’ o ‘trola’ cuando una hermosa mujer, deseada por infinidad de hombres, no les presta atención o resulta inalcanzable. ¿Cuál es su culpa por ser hermosa, famosa y tener un sinnúmero de seguidores, la mayoría desconocidos?, ¿Qué hay de malo en que le gusten los jóvenes de moda?.

Si a muchos les sucede lo mismo y nadie les critica, ¿por qué condenarla a ella?. Lo mismo ocurre con el gigante asiático, China. Los gobiernos mundiales establecen barreras arancelarias para evitar la invasión de sus productos en mercados locales. Sin embargo, ante una industria nacional costosa y estancada, terminarán permitiendo importaciones para controlar la inflación.

Trump, en campaña, afirmó que no permitiría más productos chinos en Estados Unidos e incluso impuso impuestos a México para evitar la entrada de bienes chinos. Pero no se puede ocultar la verdad. China es comunista dentro de sus fronteras, pero más capitalista que Occidente al exportar y competir. Aunque es cierto que destruye industrias nacionales, si no les agrada, no pidan yuanes, autos, electrónica, metales o químicos para solucionar rápidamente la escasez de productos que no producen. O les llevaría mucho tiempo hacerlo. Al igual que los amores de ‘La China’ Suárez, inalcanzables. Es más fácil hablar que ser feliz.

Juan Botana es escritor y licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. Es autor de los libros Recovecos, Toda la voz de América en mi piel, Amores truncos y Sin ojos que los miren.