En el reino del fútbol argentino, donde la pasión late con fuerza y el corazón late con amor propio, Racing Club se erigió como el campeón de la Copa Sudamericana, gracias al trabajo arduo y la dedicación de Gustavo Costas, un hombre que lleva el amor por el club tatuado en su alma. Costas, un hincha más, bendecido por el destino para convertirse en el técnico que guió a su equipo hacia la gloria.
La hinchada de Racing, conocida por su fervor y lealtad, se volcó en el estadio, en las calles, en cada rincón del país, para celebrar este logro. El Cilindro, La Nueva Olla, el Obelisco, todos estos lugares se tiñeron de celeste y blanco, los colores que representan la esencia de este club centenario. Y en medio de esta efervescencia, Gustavo Costas, el hombre que contagia con su pasión, que transmite el amor por Racing a cada jugador, a cada hincha.
Costas, un hombre de Racing, criado en la tradición y la historia de este club, que ha vivido sus altibajos, sus momentos de gloria y sus instantes de oscuridad. Un club que se fundó, que se fue a la B y volvió, que se fundió y resurgió, que se transformó en sociedad anónima para seguir adelante, hasta que volvió a ser de los socios. Un club que puede no tener tantas copas ni tantos campeonatos como otros gigantes del fútbol argentino, pero que es el más antiguo, el primer campeón mundial argentino, con ese gol histórico del Chango Cárdenas al Celtic.
Hoy, Racing es de Costas, un hombre que habla con el corazón, que siente con la pasión, que vive con el amor propio. Un hombre que puede no ser comprendido por aquellos que no son de Racing, pero que es un héroe para los que llevan el celeste y blanco en su alma. Un héroe que se merece una estatua, que se merece ser recordado por la historia, que se merece ser el técnico de Racing para siempre.
Y si en las elecciones gana Milito, esperamos que no cometa el error de sacar a Costas, que no se deje llevar por la ambición y el poder, que se deje guiar por el amor y la pasión. Porque Costas es Racing, y Racing es Costas. Un binomio que no se puede separar, un binomio que es la esencia del fútbol argentino.
Así que celebremos este logro, celebremos a Gustavo Costas, celebremos a Racing Club, el club más antiguo del fútbol argentino, el club que lleva el amor y la pasión en su alma. Porque hoy, Racing es el campeón, y Costas es el héroe. Un héroe de celeste y blanco, un héroe que vivirá para siempre en la historia del fútbol argentino.